lunes, 21 de mayo de 2012

LA DEMANDA DE BIENES INNOVADORES POR PARTE DE LAS FAMILIAS


Un enfoque económico para estudiar el consumo de innovaciones como medio para mantenerse actualizado en el mercado laboral.

 I.             INTRODUCCIÓN

El presente trabajo plantea la hipótesis que los consumidores finales de bienes TICs innovadores – tanto de innovación radical como incremental – analizan también la utilidad de dichos bienes como medios de “capacitación laboral” en el proceso decisorio de compra. Esta hipótesis permitiría explicar la aceptación de cambios radicales por parte de los demandantes, tema que desde la teoría económica ha sido tratado marginalmente. En una etapa posterior se debería realizar la constatación empírica y la cuantificación a la hipótesis ahora presentada.
La actual propuesta se fundamenta en definir a la problemática básica de la economía, como el estudio de sus procesos de cambio (Schumpeter 1976). El presente escrito parte de un enfoque microeconómico, y, por tanto, al analizar la dinámica de los mercados de bienes y servicios finales innovadores es esperable que junto a las variaciones en la oferta se evidencien cambios en la demanda, por ende, la pregunta generadora de la hipótesis a desarrollar es: 

¿Cuáles son las motivaciones que originan las variaciones de los consumidores al demandar nuevos productos, ya sean estas innovaciones radicales o incrementales?

Dichas innovaciones se representarán con bienes tecnológicos que evidencien características de consumo y de inversión para los individuos demandantes y que brinden algunas de las siguientes funciones: comunicación y/o información (TICs). Bajo el supuesto que el consumidor final los demandará, pues le otorga a dichos bienes la capacidad de ayudar en su empleabilidad, al estimar que el aprendizaje en el uso de los mismos sería como una “capacitación laboral”. En el presente estudio se concibe a los individuos demandantes como organizaciones que tienen objetivos y esas estrategias se explican por la “Teoría de las Capacidades Dinámicas”. Este tipo de estrategia contempla la interrelación entre el entorno – los mercados en que se actua – y las competencias propia. Al considerar lo expuesto, la hipótesis específica a desarrollar es:

La demanda final de bienes innovadores TICs por parte del consumidor está parcialmente explicada por la utilidad percibida como medio para mantener o mejorar la empleabilidad del comprador.

Se procederá a explicitar las razones que justifican la demanda de determinados bienes TICs innovadores por parte de la familia. Demanda que, entre otras razones, estaría motivada por la utilidad que éstos brindan para mantener o mejorar la situación en el mercado de trabajo. Estos bienes pueden ser percibidos por el comprador, en parte, como un bien de consumo y, en parte, como un bien de inversión. En este segundo sentido dicho tipo de bienes le puede permitir al consumidor adquirir la experiencia y el conocimiento de funciones que están siendo apreciadas en la demanda laboral. Así como permitirían realizar funciones laborales en el hogar, o en otros espacios, en situaciones en las que la relación trabajo/ocio o lugar de trabajo/ hogar/terceros espacios se ha difuminado para muchos tipos de relaciones laborales. (1)
Asimismo, al analizar el proceso de compra de innovaciones radicales e incrementales se pueden detectar las semejanzas y diferencias que tienen entre ellas y de esa forma hacer un aporte al conocimiento sobre el tema, que dentro de la microeconomía es bastante reducido. Por una parte, el comprador de innovaciones evidenciaría grados de experiencia muy diferentes frente a la compra de estos dos tipos de innovaciones y, por lo tanto, los niveles de aprendizaje en uno y otro caso deben ser muy distintos. Dada una relación temporal diferente, el aprendizaje, el conocimiento y la especialización en el consumo de una innovación incremental y una radical deberían ser muy diferentes pero, es factible esperar que en ambas se compartan la visión de medio de “capacitación laboral”.

Finalmente, al caracterizar a la persona demandante como una organización – en este caso oferente de servicios laborales – que se encuentra con la presión de la competencia en el mercado, se puede comprender que esta organización busque métodos para concurrir en las mejores condiciones. La “Teoría de las Capacidades Dinámicas” hace especial hincapié en la necesidad de aumentar el aprendizaje y el conocimiento para desarrollar estrategias exitosas. En este sentido, los bienes TICs tienen una doble dimensión, por una parte su conocimiento y experiencia de uso parece ser un aspecto valorado por la demanda laboral y, en segundo término, diferentes dimensiones de las TICs sirven como medio para aprender y mantener un creciente nivel de conocimiento de índole general.
El objetivo del actual trabajo es presentar desde la microeconomía, la hipótesis que, entre  las razones que explicarían el comportamiento de la demanda de innovaciones por parte de las familias en bienes TICs, percibidos como bienes de consumo y de inversión, se encuentra la razón de considerarlos elementos de aprendizaje y capacitación no solo para el hogar sino también para el desarrollo laboral personal. Se supone que el aprendizaje del uso de esos bienes puede ser también “formas de capacitación laboral” que permiten mejorar el valor de la persona en el mercado de trabajo, o sea en el proceso de decisión, junto con otras variables, puede estar presente la valorización del elemento de capacitación. A tal fin, se procederá a explicar, en primer lugar, el tratamiento que desde la economía se ha realizado de la demanda de innovaciones en general. En segundo término se presentarán los supuestos básicos que sustentan el enfoque presentado y finalmente se detallarán los pasos a seguir para una posterior constatación empírica.

II.            LA DEMANDA DE INNOVACIONES Y SU TRATAMIENTO EN LA ECONOMIA

Schumpeter (op. Cit) define al estudio de los procesos de cambio como el principal problema de la economía. La innovación tecnológica es el factor fundamental para explicar este cambio, en un proceso de destrucción creativa motorizado por el agente emprendedor. Ahora bien, ¿cuál es el rol que desempeña la demanda de las familias dentro de este proceso de evolución? Este aspecto ha sido poco estudiado, tal vez al considerarse que la explicación del cambio en la economía o bien provenía del emprendedor schumpeteriano o bien de las empresas, - más allá de las propuestas de J. Schmookler -.
En los estudios que analizan los cambios económicos, la tradición se ha sesgado al análisis de las empresas, el sesgo hacia un análisis de la oferta como fuente de cambio estaría en las  motivaciones de supervivencia o incremento en la tasa de beneficio de las empresas para el desarrollo de variaciones de diverso orden (productos, procesos, etc.). En forma apriorística, se considera además que esto se debería, en parte, a que se ha estimado una demanda pasiva y aceptante de las innovaciones radicales propuestas desde la oferta bajo la visión schumpeteriana. Por otro parte, la inclusión de nuevos productos en las canastas de consumo, generaría un problema de coherencia en la estructura teórica de los supuestos de racionalidad – según la definición que al respecto se adopte – en relación a las preferencias en los consumidores (Becker y Stigler 1977, y Sen 1986). La cuestión de la estabilidad de las preferencias ha generado una bibliografía muy extensa dada la centralidad que tiene dicho supuesto en la estructura de la teoría microeconómica. Estos aspectos han servido para establecer la postura de estudiar al comportamiento del individuo consumidor como una organización, no solo en la producción de bienes de consumo sino, además de oferente de factor productivo a partir de las capacidades dinámicas.
El interés en analizar las motivaciones del consumidor de innovaciones – radicales e incrementales - se debe a que se considera fundamental la comprensión de la teoría de la demanda en todo estudio sobre economía, otro motivo es la escasa bibliografía que trataba dentro de la microeconomía hasta años recientes en esta cuestión, limitaciones que se expresan claramente en distintos trabajos (Witt 2001, Metcalfe 2001,  Fonseca y Zeidan, 2004, Andersen, 2007).(2)
El fenómeno de la aceptación o rechazo de las innovaciones por parte de los individuos sí ha sido estudiado ampliamente desde la antropología, la sociología, la psicología y el marketing. Si bien dichos aportes serán tomados en cuenta en la formulación de la hipótesis, no se detallarán dichas trayectorias teóricas, dado que la extensión de esa temática amerita un trato por separado al exceder los límites del presente trabajo.
Como primeras referencias teóricas al estudio de la demanda de innovaciones se pueden citar los trabajos que, desde la economía, estudian a los consumidores y los cambios en los gustos,  en los artículos de Caroline Foley (Foley C. 1893) y en el conocido tratado de T. Veblen “La clase ociosa” (Veblen T. 2007).
Dentro de la teoría económica, se pueden citar, a partir de la segunda posguerra los textos, de J.K. Galbraith (Galbraith 2004), J. Smockler (Schmookler 1966), T. Scitosky  (Scitovsky 1992), y A. Hirchsman (Hirschman 1986) como fuentes de estudio de la innovación y la demanda. Por otra parte, dentro de la teoría microeconómica se observan los aportes de autores como K. Lancaster (Lancaster 1966) o R. A. Pollak (Pollak 1978). La propuesta de Lancaster de analizar la demanda de bienes no por sí misma sino por las capacidades que le atribuimos a dichos bienes es sumamente interesante para la presente propuesta. Pues una de las incógnitas a resolver es si los demandantes de TICs para el consumo familiar le imputan también a dichos bienes características de inversión, y  donde el aprendizaje de su uso es considerado un medio de “capacitación laboral”.
Más recientemente se estudiaron las motivaciones del comprador de productos innovadores, como un consumidor activo y/o que aprende. Esta visión de agente activo que estructura nuevos hábitos de consumo le permitiría ser parte de la explicación del cambio económico. Entonces el problema básico es comprender las razones que motivan a los individuos a cambiar sus hábitos de compra y consumo, incrementando la variación, alterando sus canastas de consumo, cuando las familias supuestamente tendrían una menor presión del medio – como es el caso de las empresas - para realizarlo. Esta visión de agente activo que estructura nuevos hábitos de consumo es analizada entre otros por M. Bianchi M. (Bianchi 1998), U. Witt (Witt y Woersdorfer 2010, Witt 2011), B. Loasby (Loasby 2001) y D. Consoli (Consoli 2005), autores que en mayor medida servirán de base para los supuestos del modelo a presentar.

III.          SUPUESTOS BASICOS DEL MODELO

Los siguientes son supuestos básicos que se asignan al modelo para establecer la hipótesis:
-          Se considera al consumidor como un agente activo que trata de tomar decisiones intencionadamente (Muñoz, Encinar, y Cañibano 2011) (3) dentro de un esquema de racionalidad limitada (Simon, 1947) donde a partir del agente sus decisiones se interrelacionan con los otros (Mead, 1934) interactuando socialmente en un proceso de estructuración.
-          Los agentes actúan en un ámbito temporal de condición irreversible – tiempo histórico - (Hodgson 1995), generando en su desarrollo continuos procesos de aprendizaje y de crecimiento de los conocimientos (Lundvall, 1999), derivando agentes heterogéneos de las diferentes experiencias. Se destaca la importancia del conocimiento tácito, y como el know how de las personas es relevante en sus respectivos desarrollos laborales.
-          Los agentes consumidores pueden ser analizados como organizaciones similares a las sistemas productivos (Potts, 2003). Las familias se asimilarían a organizaciones con capacidades dinámicas (Teece, Pisano, y Shuen, 1997, Nelson 1991, Winter 2993) (4)
-          Este estudio de naturaleza compleja se plantea analizar el proceso decisorio de los consumidores que se da bajo situaciones de incertidumbre en entornos cambiantes y en situaciones de desequilibrio. Para su estudio se debe ingresar en la “caja negra” e incorporar herramientas de análisis de otras Ciencias, en particular de la Psicología (Max Wertheimer 1991, Tversky y Kahneman 1974, entre otros). Asimismo se considera de utilidad incorporar conocimientos provenientes de la Sociología y de la Administración y Comercialización y de los diferentes modelos de Difusión y de Aceptación de nuevas Tecnologías (Davis, 1989)
-          La motivación para revisar las rutinas (Nelson y Winter, 1982) y/o hábitos (Hodgson, 1997) de compra y consumo se considera que podría estar derivada del aprendizaje, del crecimiento de los conocimientos, de la especialización y el análisis costo beneficio de introducir una variación en sus demandas.
-          Los bienes que ejemplificarán a las innovaciones tanto radicales como rutinarias serán bienes de consumo durable con una componente tecnológica y con funciones de comunicación y/o información (TICs) que tengan la característica de ser considerados por el consumidor como bienes de consumo y de inversión al mismo tiempo, y se encontrarían en un límite de uso doméstico o profesional, dada las características actuales del mercado laboral. (Castells 2007 y Echeverria, 1994). (5)

La función de producción doméstica y la inversión en Capital Humano
El Premio Nobel de Economía, Gary Becker ha realizado aportes notables a la microeconomía. Entre ellos, propuso analizar a las familias como productora de bienes y servicios – v.g. la elección entre preparar la comida en el hogar o comer en un restaurante,  dependerá del valor relativo de que se asigna al tiempo -. Entonces, si surge una innovación, como por ejemplo fue el lavavajillas en su época, las familias analizan la conveniencia de incorporarlo a la función de producción doméstica o no. Lo mismo para un bien de capital de la función de producción doméstica como para un insumo, se presenta una fruta nueva como fue en su momento el kiwi y veo si lo incorporo como materia prima para postres o no en reemplazo de otra.
En la “Teoría del Capital Humano” Gary Becker, explica que las personas destinamos ingresos y tiempo en nuestra formación en relación a ingresos futuros esperados. “This paper is concerned with activities that influence future real income through the imbedding of resources in people. This is called investing in human capital” (Becker, 1962). En este sentido, el consumidor, al realizar un análisis costo beneficio, puede suponer que el conocimiento del uso de determinado bien puede ser útil para su desarrollo laboral, manteniendo o mejorando su empleabilidad, este enfoque podría asimilarse a las propuestas de Gary Becker.
Pero los supuestos del modelo previamente citados (racionalidad limitada, tiempo irreversible, aprendizaje, conocimiento y especialización, importancia del conocimiento tácito, rutinas y hábitos, incertidumbre y desequilibrios entre otras), difieren de los sostenidos en la teorías microeconómicas de  G. Becker, al margen que este autor no incorpora específicamente la compra de bienes innovadores por parte de las familias como medio de inversión en capital humano. Asimismo, G. Becker propone una función de producción para las familias, en el actual trabajo se establece un sistema de producción, de orden individual. Las mismas se asemejan a organizaciones que ofrecen servicios laborales, con estrategias que evolucionan dentro del enfoque de las Capacidades Dinámicas.
 
IV.          HIPOTESIS PROPUESTA:

Los factores que pueden explicar que el consumidor supere la incertidumbre y adopte una innovación – radical y/o incremental -, pueden ser, entre otros, los siguientes:
-          El aprendizaje, el cúmulo de conocimientos y, por ende, la especialización que tenga sobre esa gama de productos.
-          El precio, el precio relativo -  con sus sustitutos y complementarios – y el nivel de ingreso
-          Los beneficios que creo que brinda el nuevo producto en relación a los anteriores.
-          El efecto social “imitación”, quienes lo han comprado y mi mejoramiento de la imagen (o no) si comparto ser consumidor del nuevo producto.
-          Otros como la facilidad de uso, la posibilidad de poder experimentar antes de comprarlo etc

Al margen de las razones expuestas precedentemente, se propone además otra hipótesis que puede generar el contexto sobre el consumidor, que lo lleve a adoptar una variación a su canasta de consumo, innovación que puede ser de orden radical o incremental. En las empresas, la presión de la competencia es un elemento de importancia para variar sus rutinas, por ende podemos asimilar esta situación a un individuo en su faz de consumidor, si lo asemejamos a un sistema de producción. 

En la actual propuesta se concibe al individuo en su faz de oferente de factor productivo, que demanda bienes en su dimensión de organización proveedora de servicios laborales. Organización que tiene una estrategia para mantener y mejorar su empleabilidad. Al respecto se puede considerar que la competencia en el mercado (el mercado laboral en este caso) hace que los individuos tengan una motivación extra para llegar a variar sus rutinas. De esta forma se encontraría un acercamiento interesante para explicar la compra de algunas innovaciones radicales o incrementales por parte de las familias. En términos específicos, se considera que los bienes innovadores TICs, con características de bienes de consumo y de inversión son demandados por los individuos, pues el comprador junto a otras razones, percibe su utilidad para mantenerlo actualizado en el mercado laboral.  Esta organización individual considera que conocer el uso de estos bienes tecnológicos es un requerimiento usual en los mercados laborales actuales y por ende este factor está presente en el proceso decisorio de su compra. Al margen que dichos bienes cumplirían también con otras funciones, como ser medio de información, de generación de conocimiento y de acelerar las relaciones sociales, aspectos que también se consideran valorados para el desarrollo laboral del individuo. En síntesis la hipótesis que se desea explorar, es entonces: Los agentes económicos como oferentes de servicios laborales, actuamos estratégicamente como una organización en base a nuestras Capacidades dinámicas y, al comprar determinados bienes en nuestro proceso decisorio tomamos en cuenta, junto a otros factores, que dicha innovación, tanto radical como incremental, puede ser de utilidad además para nuestro capacitación y desarrollo laboral.
Tal como se ha explicitado, la bibliografía que trata la relación entre conocimiento, mercado de trabajo e innovación es sumamente amplia, pero es relativamente escasa en cuanto al estudio de la relación entre consumo de determinados bienes innovadores y su posible utilidad como medio para mantener capacitado al trabajador. Más escasa es aún al estudiar desde la microeconomía la demanda de innovaciones radicales e incrementales con sus semejanzas y diferencias, por ende se estima que la actual propuesta sería de utilidad al intentar analizar un tema poco estudiado.
A nivel metodológico, a fin de cuantificar la hipótesis, se plantea realizar una investigación del comportamiento de consumidores iniciándose con la recopilación de fuentes secundarias de información para luego proceder con técnicas mixtas (Verd y López 2008) comenzando la investigación cualitativa de las motivaciones de compra y consumo y finalizar el trabajo con el estudio cuantitativo respectivo. Con esa base cuantitativa se constatará o rechazará la hipótesis, si los agentes incorporan variaciones en su canasta de consumo, demandando innovaciones – radicales e incrementales – que puedan ser útiles para su desarrollo profesional. En dicho análisis se podrá explorar además, si el mismo se realiza con limitadas valoraciones costo beneficio así como la relevancia de las siguientes variables:
-          Niveles de aprendizaje, conocimiento y especialización;
-          Niveles socioeconómicos, de edad y sexo
-          Tipo de desarrollo laboral y característica de inserción en el mercado laboral.

Notas
(1) Se considera de interés observar los aportes del trabajo “Educación, Aprendizaje y Empleo en la Sociedad de la Información” de la Dra. Luisa Montuschi, presentado en las Jornadas de la Asociación Argentina de Economía Política (1999); “En este contexto de rápidos cambios tecnológicos, se ha señalado que, más que aprender la tecnología, lo importante es “aprender a aprender con la tecnología” y aprender a utilizar la información y a comunicar (…)
El enfoque que preside todos los desarrollos previsibles en materia de educación y entrenamiento es el del lifelong learning o aprendizaje a lo largo de toda la vida. La formación no habrá de terminar en el sistema de educación formal sino que deberá continuar a lo largo de todo el ciclo vital y deberá comprender mucho más que las meras competencias técnicas. De este modo se facilitarán carreras profesionales más flexibles y aumentará la empleabilidad de las personas (…)
En el nuevo mundo del trabajo los límites entre trabajo y ocio, trabajo y aprendizaje, empleo y autoempleo son o serán menos definidos de lo que eran en el pasado (…)
En la SI (Sociedad de la Información) se han vuelto indefinidos los límites entre trabajo, aprendizaje y ocio. Al nivel de la sociedad las nuevas relaciones entre trabajo, vida y empleo plantean cuestiones acerca del lugar y el valor del trabajo en la vida de la gente y aparecen dudas acerca del trabajo como fuente de la condición humana y fundamento de la cohesión social”.

(2) Tal como expresan NELSON RICHARD y CONSOLI D. (2010) en “An evolutionary theory of household consumption behavior” en Journal of Evolutionary Economics, Vol.20. 5, p.p. 665-687 “To date virtually all of the work by evolutionary economists has been focused on the “supply side” of economic activity, the demand side has been relatively neglected….However, because a significant portion of the innovation going on in capitalist countries has been in the form of new consumer goods and services, it should be obvius that dealing coherently with the Schumpeterian agenda requires a theory of consumer  behavior which treats in a realistic way how consumers respond to new goods and services. Presently we do no have such a theory”.

(3) “In a 2003 conference I proposed that a career of challenge and personal development is the essence of the good life (Phelps, 2007). It was commented that this is a “very American” view. In replying I began to remember that this view is the classical theory of what the good life is, a theory that originated in Europe: Aristotle declared that people everywhere wanted to expand their horizons and “discover their talents.” The Renaissance figure Cellini described the joys of creativity and “making it” in his Autobiography. In Baroque times Cervantes and Shakespeare dramatize the individual’s quest – a moral view Barzun and Bloom call vitalism. Such a view is reflected to a degree by Jefferson and Voltaire among other Enlightenment figures and is interpreted by the pragmatist philosophers William James and Henri Bergson.34 The “self-actualization” in Maslow and “self-realization” in Rawls both refer to all of this as do the “capabilities” and “doing things” in Sen (1995). This concept of human fulfillment obviously differs from Bentham’s theory of happiness, or “felicity”,  and it need not correlate with reported happiness.
If that is the substance of the good life, it appears that a good economy promotes “vitalist” lives. It produces the stimulation, challenge, engagement, mastery, discovery and development that constitute the good life”.
Edmund Phelps “Macroeconomics for a Modern Economy” Prize Lecture, December 2006

(4) Al respecto, si bien con interesantes diferencias, es destacable considerar el concepto de organización que Langlois y Cosgel otorgan a los consumidores:
“In this essay, we recast the activities of the consumer not only as production activities but also as problem solving activities that require the purchase, development, and invention of
consumption capabilities.
We very much agree with the notion of consumption as production; but we disagree with the formulation of production in terms of a production function. The neoclassical account of production considers the productive knowledge of the firm as given and unproblematic. The analogy to consumption would thus require the consumer to be endowed with all the knowledge, experience, and skills that the production of utility necessitates. Increasingly, students of the economics of production have sought to open up the black box of the production function. One promising alternative is the dynamic capabilities approach, which is currently infiltrating both industrial economics and corporate strategy (Langlois and Robertson 1995; Teece and Pisano 1994).  In this approach, producers do not find productive knowledge as given, a matter of “blueprints” available in principle at no cost to all. Rather, productive knowledge is a matter of capabilities (Richardson 1972) that are acquired slowly and at some cost through a historical process of learning. At the most fundamental level, these capabilities are in the nature of what Nelson and Winter (1982) call routines, habitual patterns of skill-like behavior. As Michael
Polanyi (1958) argued, skills of this sort represent in large part a kind of knowledge that is “tacit” — it cannot be fully articulated but must be acquired through observation and practice.
One of the main implications of this view is that individuals and organizations are necessarily limited in what they can do well (or cheaply) by what they have done in the past.
If, as Becker, Stigler, Lancaster, and others argue, consumers are really also producers, then consumers, in our approach, require capabilities in order to consume. They require skills and routines. And the organization of consumption, like the organization of production, will be a matter of the costs of acquiring new capabilities, which will in turn be a function of the pattern of capabilities available to the consumer and the systemic structure of consumption”.
Langlois R. y Cosgel M “The organization of consumption” University of Connecticut WP 1996

Luego del artículo de Langlois y Cosgel, es destacable el trabajo de J. Potts, cuya visión del consumidor como productor en base a una óptica de sistema de producción se aproxima a la propuesta que se desea presentar. Al respecto, J. Potts explica:

“Gary Becker (1976) once supposed that we might model marriage (the household) by supposing that the class of objects we call households are formally equivalent to the class of objects known as firms. Firms are production functions that produce market goods and services, and households are production functions that produce non-market goods and services…..The problem is with the allegory:”households are production functions because firms are production functions” is workable only if we happily accept that firms are productions functions.

We can distinguish two theoretical frameworks relating to the firm. The first is a production function, which is defined for a given stock of knowledge. The second is a production system, which acts to coordinate a flow of knowledge (information) and to create knowledge. Knowledge in this last sense must be allowed a wide meaning, encompassing a spectrum of meaning spanning tacit knowledge (Polanyi 1976), skills and routines (Nelson and Winter 1982), Schumpeterian “creative-destruction” and the phenomenon of competence (Foss 1996)…

Can we then think of households as productive systems and bring to bear the analysis of the competence theory (…) The evolutionary theory of the firm (e.g. Nelson and Winter 1982) and the competences based theory of the firm (e.g. Foss and Knudsen 1996) both derive from the notion of a firm as a knowledge-creating entity. And it is this basis, of an abstract knowledge-creating complex system, that I suggest fully generalizes to the non market context – i.e. the households as a knowledge creating system – and provides the keystone to an evolutionary microtheory of a production system”.
Potts J. “Evolutionary microeconomics and the theory of the household” 2000 University of Queensland DP nº 271

(5) Los economistas Phelps y Nelson destacaron la importancia del nivel educativo para explicar la rapidez de incorporación de innovaciones tecnológicas, trabajo de sumo interés relacionado con los niveles de capacitación gerencial para adaptar los cambios a las organizaciones:
“Even a highly routinized job may require considerable education to master the necessary discriminations and skills. But probably education is especially important to those functions requiring adaptation to change. Here it is necessary to learn to follow and to understand new technological developments.
We suggest that, in a technologically progressive or dynamic economy, production management is a function requiring adaptation to change and that the more educated a manager is, the quicker will he be to introduce new techniques of production. To put the hypothesis simply, educated people make good innovators, so that education speeds the process of technological diffusion”.
R. R. Nelson; E. S. Phelps “Investment in Humans, Technological Diffusion, and Economic Growth” The American Economic Review, Vol. 56, No. 1/2. (Mar, 1966), pp. 69-75.

Los cambios socio económicos estarían explicando la mayor demanda de capacitación en los mercados laborales y la necesidad de mantener un adecuado nivel de actualización para sostener el grado de empleabilidad personal. Dada la importancia del tema veamos los conceptos de diversos autores al respecto:

“Tras la aceleración de los cambios, se hallan ciclos vitales de productos más cortos y un comercio internacional intensificado, así como una desregulación de origen político. Al nivel empresarial, se registra como una intensificación de la competencia. Al nivel individual, se vive como la necesidad permanente de renovar capacidades y competencias para poder mantenerse en el mercado laboral. El cambio y el aprendizaje son la cara y la cruz de la misma moneda. La aceleración  del cambio plantea nuevos problemas para las personas y las organizaciones y para hacerles frente se requieren nuevas competencias”.
Lundval B.A. y Lorenz E. “Innovación y desarrollo de competencias en la economía del aprendizaje. Implicaciones para las políticas de innovación”, en “Innovación y Aprendizaje” Zamudio. Innobasque 2010
“El verdadero recurso dominante y factor de la producción absolutamente decisivo no es ya ni el capital, ni la tierra ni el trabajo; es el conocimiento. En lugar de capitalistas y proletarios, las clases de la sociedad postcapitalista son trabajadores de conocimientos y trabajadores de servicios”. Drucker P. (1993). ”La sociedad postacapitalista” Norma Mexico DF

“Another reflection of the a fore mention edgear change. is the growing speed and intensity of innovation. There are two main ways in which breakthroughs come about: first, through formal research and development work off-line (i.e. .isolated. and .sheltered. from the regular production of goods and services); second, through learning online, where individuals learn by doing and, as a rule, can assess what they learn and hone their practices for what follows next. This can be an extremely potent form of knowledge production in many professions”.
P.  David and D. Foray “Economic Fundamentals of the Knowledge Society” Policy Futures In Education. An e-Journal 1. Special Issue: Education and Knowledge Economy. Jan 2003.

“The types of labour market determine the locus of learning, the incentives for developing different types of knowledge, and define the boundary and social framework within which individual learning interacts with collective learning. These institutional features interact with organizational structures and processes to generate different types of knowledge, patterns of learning and innovation
Human knowledge exists in different forms; it can be articulated explicitly or manifested implicitly (tacit). Polanyi (1962) argues that a large part of human knowledge is tacit. This is particularly true of operational skills and know-how acquired through practical experience. Knowledge of this type is action-oriented and has a personal quality that makes it difficult to formalise or communicate….. . Tacit knowledge, in contrast, can be acquired only through practical experience in the relevant context, i.e. ‘learning-by-doing’”….
Their wider personal and professional networks are another important source of learning. Inter-firm career mobility promotes learning and knowledge transfer. The willingness of the individuals to change firms, on which the collective learning process depends, is made possible by the guarantee of job opportunities elsewhere within the region”.
Lam A.”Alternative Societal models of learning and Innovation in the knowledge economy” Paper to be presented at the DRUID Summer Conference on "Industrial Dynamics of the New and Old Economy - who is embracing whom?" Copenhagen/Elsinore 6-8 June 2002

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