Un enfoque
económico para estudiar el consumo de innovaciones como medio para mantenerse
actualizado en el mercado laboral.
I.
INTRODUCCIÓN
El
presente trabajo plantea la hipótesis que los consumidores finales de bienes
TICs innovadores – tanto de innovación radical como incremental – analizan
también la utilidad de dichos bienes como medios de “capacitación laboral” en
el proceso decisorio de compra. Esta hipótesis permitiría explicar la
aceptación de cambios radicales por parte de los demandantes, tema que desde la
teoría económica ha sido tratado marginalmente. En una etapa posterior se
debería realizar la constatación empírica y la cuantificación a la hipótesis
ahora presentada.
La actual propuesta se fundamenta en definir a la problemática
básica de la economía, como el estudio de sus procesos de cambio (Schumpeter
1976). El presente escrito parte de un enfoque microeconómico, y, por
tanto, al analizar la dinámica de los mercados de bienes y servicios finales
innovadores es esperable que junto a las variaciones en la oferta se evidencien
cambios en la demanda, por ende, la pregunta generadora de la hipótesis a
desarrollar es:
¿Cuáles son las
motivaciones que originan las variaciones de los consumidores al demandar
nuevos productos, ya sean estas innovaciones radicales o incrementales?
Dichas innovaciones se representarán con bienes tecnológicos que
evidencien características de consumo y de inversión para los individuos
demandantes y que brinden algunas de las siguientes funciones: comunicación y/o
información (TICs). Bajo el supuesto que el consumidor final los demandará,
pues le otorga a dichos bienes la capacidad de ayudar en su empleabilidad, al
estimar que el aprendizaje en el uso de los mismos sería como una “capacitación
laboral”. En el presente estudio se concibe a los individuos demandantes como organizaciones
que tienen objetivos y esas estrategias se explican por la “Teoría de las
Capacidades Dinámicas”. Este tipo de estrategia contempla la interrelación
entre el entorno – los mercados en que se actua – y las competencias propia. Al
considerar lo expuesto, la hipótesis específica a desarrollar es:
La
demanda final de bienes innovadores TICs por parte del consumidor está
parcialmente explicada por la utilidad percibida como medio para mantener o
mejorar la empleabilidad del comprador.
Se
procederá a explicitar las razones que justifican la demanda de determinados
bienes TICs innovadores por parte de la familia. Demanda que, entre otras
razones, estaría motivada por la utilidad que éstos brindan para mantener o
mejorar la situación en el mercado de trabajo. Estos bienes pueden ser
percibidos por el comprador, en parte, como un bien de consumo y, en parte,
como un bien de inversión. En este segundo sentido dicho tipo de bienes le
puede permitir al consumidor adquirir la experiencia y el conocimiento de
funciones que están siendo apreciadas en la demanda laboral. Así como permitirían
realizar funciones laborales en el hogar, o en otros espacios, en situaciones en
las que la relación trabajo/ocio o lugar de trabajo/ hogar/terceros espacios se
ha difuminado para muchos tipos de relaciones laborales. (1)
Asimismo,
al analizar el proceso de compra de innovaciones radicales e incrementales se
pueden detectar las semejanzas y diferencias que tienen entre ellas y de esa
forma hacer un aporte al conocimiento sobre el tema, que dentro de la
microeconomía es bastante reducido. Por una parte, el comprador de innovaciones
evidenciaría grados de experiencia muy diferentes frente a la compra de estos
dos tipos de innovaciones y, por lo tanto, los niveles de aprendizaje en uno y
otro caso deben ser muy distintos. Dada una relación temporal diferente, el
aprendizaje, el conocimiento y la especialización en el consumo de una
innovación incremental y una radical deberían ser muy diferentes pero, es
factible esperar que en ambas se compartan la visión de medio de “capacitación
laboral”.
Finalmente,
al caracterizar a la persona demandante como una organización – en este caso
oferente de servicios laborales – que se encuentra con la presión de la
competencia en el mercado, se puede comprender que esta organización busque
métodos para concurrir en las mejores condiciones. La “Teoría de las Capacidades
Dinámicas” hace especial hincapié en la necesidad de aumentar el aprendizaje y
el conocimiento para desarrollar estrategias exitosas. En este sentido, los
bienes TICs tienen una doble dimensión, por una parte su conocimiento y
experiencia de uso parece ser un aspecto valorado por la demanda laboral y, en
segundo término, diferentes dimensiones de las TICs sirven como medio para
aprender y mantener un creciente nivel de conocimiento de índole general.
El
objetivo del actual trabajo es presentar desde la microeconomía, la hipótesis
que, entre las razones que explicarían
el comportamiento de la demanda de innovaciones por parte de las familias en
bienes TICs, percibidos como bienes de consumo y de inversión, se encuentra la
razón de considerarlos elementos de aprendizaje y capacitación no solo para el
hogar sino también para el desarrollo laboral personal. Se supone que el
aprendizaje del uso de esos bienes puede ser también “formas de capacitación
laboral” que permiten mejorar el valor de la persona en el mercado de trabajo,
o sea en el proceso de decisión, junto con otras variables, puede estar
presente la valorización del elemento de capacitación. A tal fin, se procederá
a explicar, en primer lugar, el tratamiento que desde la economía se ha
realizado de la demanda de innovaciones en general. En segundo término se
presentarán los supuestos básicos que sustentan el enfoque presentado y
finalmente se detallarán los pasos a seguir para una posterior constatación
empírica.
II.
LA DEMANDA DE INNOVACIONES Y SU
TRATAMIENTO EN LA ECONOMIA
Schumpeter
(op. Cit) define al estudio de los procesos de cambio como el principal
problema de la economía. La innovación tecnológica es el factor fundamental
para explicar este cambio, en un proceso de destrucción creativa motorizado por
el agente emprendedor. Ahora bien, ¿cuál es el rol que desempeña la demanda de
las familias dentro de este proceso de evolución? Este aspecto ha sido poco
estudiado, tal vez al considerarse que la explicación del cambio en la economía
o bien provenía del emprendedor schumpeteriano o bien de las empresas, - más
allá de las propuestas de J. Schmookler -.
En los estudios que analizan los cambios económicos, la tradición
se ha sesgado al análisis de las empresas, el sesgo hacia un análisis de la oferta como fuente
de cambio estaría en las motivaciones de
supervivencia o incremento en la tasa de beneficio de las empresas para el
desarrollo de variaciones de diverso orden (productos, procesos, etc.). En forma apriorística, se considera además que esto se
debería, en parte, a que se ha estimado una demanda pasiva y aceptante de las
innovaciones radicales propuestas desde la oferta bajo la visión
schumpeteriana. Por otro parte, la inclusión de nuevos productos en las
canastas de consumo, generaría un problema de coherencia en la estructura teórica de los supuestos de racionalidad –
según la definición que al respecto se adopte – en relación a las preferencias
en los consumidores (Becker y
Stigler 1977, y Sen 1986). La cuestión de la estabilidad de las preferencias ha
generado una bibliografía muy extensa dada la centralidad que tiene dicho
supuesto en la estructura de la teoría microeconómica. Estos aspectos han
servido para establecer la postura de estudiar al comportamiento del individuo
consumidor como una organización, no solo en la producción de bienes de consumo
sino, además de oferente de factor productivo a partir de las capacidades
dinámicas.
El interés en analizar las motivaciones del consumidor de
innovaciones – radicales e incrementales - se debe a que se considera fundamental
la comprensión de la teoría de la demanda en todo estudio sobre economía, otro
motivo es la escasa bibliografía que trataba dentro de la microeconomía hasta
años recientes en esta cuestión, limitaciones que se expresan claramente en
distintos trabajos (Witt 2001, Metcalfe 2001,
Fonseca y
Zeidan, 2004, Andersen, 2007).(2)
El
fenómeno de la aceptación o rechazo de las innovaciones por parte de los
individuos sí ha sido estudiado ampliamente desde la antropología, la
sociología, la psicología y el marketing. Si bien dichos aportes serán tomados
en cuenta en la formulación de la hipótesis, no se detallarán dichas
trayectorias teóricas, dado que la extensión de esa temática amerita un trato
por separado al exceder los límites del presente trabajo.
Como primeras referencias teóricas al estudio de la demanda de
innovaciones se pueden citar los trabajos que, desde la economía, estudian a
los consumidores y los cambios en los gustos,
en los artículos de Caroline Foley (Foley C. 1893) y en el conocido tratado
de T. Veblen “La clase ociosa” (Veblen T. 2007).
Dentro de la teoría económica, se pueden citar, a partir de la
segunda posguerra los textos, de J.K. Galbraith (Galbraith 2004), J. Smockler (Schmookler 1966), T. Scitosky (Scitovsky 1992), y A. Hirchsman
(Hirschman 1986) como fuentes de estudio de la
innovación y la demanda. Por otra parte, dentro de la teoría microeconómica se
observan los aportes de autores como K. Lancaster (Lancaster 1966) o R. A. Pollak (Pollak 1978).
La propuesta de Lancaster de analizar la demanda de bienes no por sí misma sino
por las capacidades que le atribuimos a dichos bienes es sumamente interesante
para la presente propuesta. Pues una de las incógnitas a resolver es si los
demandantes de TICs para el consumo familiar le imputan también a dichos bienes
características de inversión, y donde el
aprendizaje de su uso es considerado un medio de “capacitación laboral”.
Más
recientemente se estudiaron las motivaciones del comprador de productos
innovadores, como un consumidor activo y/o que aprende. Esta visión de agente
activo que estructura nuevos hábitos de consumo le permitiría ser parte de la
explicación del cambio económico. Entonces el problema básico es comprender las
razones que motivan a los individuos a cambiar sus hábitos de compra y consumo,
incrementando la variación, alterando sus canastas de consumo, cuando las
familias supuestamente tendrían una menor presión del medio – como es el caso
de las empresas - para realizarlo. Esta visión de
agente activo que estructura nuevos hábitos de consumo es analizada entre otros
por M. Bianchi M. (Bianchi 1998), U. Witt (Witt y Woersdorfer 2010, Witt 2011), B.
Loasby (Loasby 2001) y D. Consoli (Consoli 2005), autores que en mayor medida
servirán de base para los supuestos del modelo a presentar.
III.
SUPUESTOS BASICOS
DEL MODELO
Los siguientes son supuestos básicos que se asignan al modelo para
establecer la hipótesis:
-
Se considera al consumidor como un agente activo que trata de
tomar decisiones intencionadamente (Muñoz, Encinar, y Cañibano 2011) (3) dentro
de un esquema de racionalidad limitada (Simon, 1947) donde a partir del agente
sus decisiones se interrelacionan con los otros (Mead, 1934) interactuando
socialmente en un proceso de estructuración.
-
Los agentes actúan en un ámbito temporal de condición irreversible
– tiempo histórico - (Hodgson 1995), generando en su desarrollo continuos
procesos de aprendizaje y de crecimiento de los conocimientos (Lundvall, 1999),
derivando agentes heterogéneos de las diferentes experiencias. Se destaca la
importancia del conocimiento tácito, y como el know how de las personas es relevante en sus respectivos desarrollos
laborales.
-
Los agentes consumidores pueden ser analizados como organizaciones
similares a las sistemas productivos (Potts, 2003). Las familias se asimilarían
a organizaciones con capacidades dinámicas (Teece, Pisano, y Shuen, 1997, Nelson 1991, Winter 2993) (4)
-
Este estudio de naturaleza compleja se plantea analizar el proceso
decisorio de los consumidores que se da bajo situaciones de incertidumbre en
entornos cambiantes y en situaciones de desequilibrio. Para su estudio se debe
ingresar en la “caja negra” e incorporar herramientas de análisis de otras
Ciencias, en particular de la Psicología (Max Wertheimer 1991, Tversky y Kahneman 1974, entre otros). Asimismo se considera de utilidad incorporar
conocimientos provenientes de la Sociología y de la Administración y
Comercialización y de los diferentes modelos de Difusión y de Aceptación de
nuevas Tecnologías (Davis, 1989)
-
La motivación para revisar las rutinas (Nelson y Winter, 1982) y/o
hábitos (Hodgson, 1997) de compra y consumo se considera que podría estar
derivada del aprendizaje, del crecimiento de los conocimientos, de la
especialización y el análisis costo beneficio de introducir una variación en
sus demandas.
-
Los bienes que ejemplificarán a las innovaciones tanto radicales
como rutinarias serán bienes de consumo durable con una componente tecnológica
y con funciones de comunicación y/o información (TICs) que tengan la
característica de ser considerados por el consumidor como bienes de consumo y
de inversión al mismo tiempo, y se encontrarían en un límite de uso doméstico o
profesional, dada las características actuales del mercado laboral. (Castells
2007 y Echeverria, 1994). (5)
La función de producción
doméstica y la inversión en Capital Humano
El
Premio Nobel de Economía, Gary Becker ha realizado aportes notables a la
microeconomía. Entre ellos, propuso analizar a las familias como productora
de bienes y servicios – v.g. la elección entre preparar la comida en el hogar
o comer en un restaurante, dependerá
del valor relativo de que se asigna al tiempo -. Entonces, si surge una
innovación, como por ejemplo fue el lavavajillas en su época, las familias
analizan la conveniencia de incorporarlo a la función de producción doméstica
o no. Lo mismo para un bien de capital de la función de producción doméstica
como para un insumo, se presenta una fruta nueva como fue en su momento el
kiwi y veo si lo incorporo como materia prima para postres o no en reemplazo
de otra.
En
la “Teoría del Capital Humano” Gary Becker, explica que las personas
destinamos ingresos y tiempo en nuestra formación en relación a ingresos
futuros esperados. “This paper is concerned with activities that influence future real income
through the imbedding of resources in people. This is called
investing in human capital” (Becker, 1962). En este sentido, el consumidor,
al realizar un análisis costo beneficio, puede suponer que el conocimiento
del uso de determinado bien puede ser útil para su desarrollo laboral,
manteniendo o mejorando su empleabilidad, este enfoque podría asimilarse a
las propuestas de Gary Becker.
Pero los supuestos del modelo previamente
citados (racionalidad limitada, tiempo irreversible, aprendizaje, conocimiento
y especialización, importancia del conocimiento tácito, rutinas y hábitos,
incertidumbre y desequilibrios entre otras), difieren de los sostenidos en la
teorías microeconómicas de G. Becker,
al margen que este autor no incorpora específicamente la compra de bienes
innovadores por parte de las familias como medio de inversión en capital
humano. Asimismo, G. Becker propone una función de producción para las
familias, en el actual trabajo se establece un sistema de producción, de
orden individual. Las mismas se asemejan a organizaciones que ofrecen
servicios laborales, con estrategias que evolucionan dentro del enfoque de
las Capacidades Dinámicas.
|
IV.
HIPOTESIS PROPUESTA:
Los factores que pueden
explicar que el consumidor supere la incertidumbre y adopte una innovación – radical
y/o incremental -, pueden ser, entre otros, los siguientes:
-
El
aprendizaje, el cúmulo de conocimientos y, por ende, la especialización que
tenga sobre esa gama de productos.
-
El
precio, el precio relativo - con sus
sustitutos y complementarios – y el nivel de ingreso
-
Los
beneficios que creo que brinda el nuevo producto en relación a los anteriores.
-
El
efecto social “imitación”, quienes lo han comprado y mi mejoramiento de la
imagen (o no) si comparto ser consumidor del nuevo producto.
-
Otros
como la facilidad de uso, la posibilidad de poder experimentar antes de
comprarlo etc
Al
margen de las razones expuestas precedentemente, se propone además otra hipótesis
que puede generar el contexto sobre el consumidor, que lo lleve a adoptar una
variación a su canasta de consumo, innovación que puede ser de orden radical o
incremental. En las empresas, la presión de la competencia es un elemento de
importancia para variar sus rutinas, por ende podemos asimilar esta situación a
un individuo en su faz de consumidor, si lo asemejamos a un sistema de
producción.
En
la actual propuesta se concibe al individuo en su faz de oferente de factor
productivo, que demanda bienes en su dimensión de organización proveedora de
servicios laborales. Organización que tiene una estrategia para mantener y
mejorar su empleabilidad. Al respecto se puede considerar que la competencia en
el mercado (el mercado laboral en este caso) hace que los individuos tengan una
motivación extra para llegar a variar sus rutinas. De esta forma se encontraría
un acercamiento interesante para explicar la compra de algunas innovaciones
radicales o incrementales por parte de las familias. En términos específicos,
se considera que los bienes
innovadores TICs, con características de bienes de consumo y de inversión son
demandados por los individuos, pues el comprador junto a otras razones, percibe
su utilidad para mantenerlo actualizado en el mercado laboral. Esta organización individual considera que
conocer el uso de estos bienes tecnológicos es un requerimiento usual en los
mercados laborales actuales y por ende este factor está presente en el proceso
decisorio de su compra. Al margen que dichos bienes cumplirían también con
otras funciones, como ser medio de información, de generación de conocimiento y
de acelerar las relaciones sociales, aspectos que también se consideran
valorados para el desarrollo laboral del individuo. En síntesis la
hipótesis que se desea explorar, es entonces: Los agentes económicos como
oferentes de servicios laborales, actuamos estratégicamente como una
organización en base a nuestras Capacidades dinámicas y, al comprar
determinados bienes en nuestro proceso decisorio tomamos en cuenta, junto a
otros factores, que dicha innovación, tanto radical como incremental, puede ser
de utilidad además para nuestro capacitación y desarrollo laboral.
Tal como se ha explicitado, la bibliografía que
trata la relación entre conocimiento, mercado de trabajo e innovación es
sumamente amplia, pero es relativamente escasa en cuanto al estudio de la
relación entre consumo de determinados bienes innovadores y su posible utilidad
como medio para mantener capacitado al trabajador. Más escasa es aún al
estudiar desde la microeconomía la demanda de innovaciones radicales e incrementales
con sus semejanzas y diferencias, por ende se estima que la actual propuesta
sería de utilidad al intentar analizar un tema poco estudiado.
A nivel metodológico, a fin de cuantificar la hipótesis, se
plantea realizar una investigación del comportamiento de consumidores
iniciándose con la recopilación de fuentes secundarias de información para
luego proceder con técnicas mixtas (Verd y López 2008) comenzando la
investigación cualitativa de las motivaciones de compra y consumo y finalizar
el trabajo con el estudio cuantitativo respectivo. Con esa base cuantitativa se
constatará o rechazará la hipótesis, si los agentes incorporan variaciones en
su canasta de consumo, demandando innovaciones – radicales e incrementales –
que puedan ser útiles para su desarrollo profesional. En dicho análisis se
podrá explorar además, si el mismo se realiza con limitadas valoraciones costo
beneficio así como la relevancia de las siguientes variables:
-
Niveles
de aprendizaje, conocimiento y especialización;
-
Niveles
socioeconómicos, de edad y sexo
-
Tipo
de desarrollo laboral y característica de inserción en el mercado laboral.
Notas
(1) Se considera de interés observar los aportes del
trabajo “Educación, Aprendizaje y Empleo en la Sociedad de la Información” de
la Dra. Luisa Montuschi, presentado en las Jornadas de la Asociación Argentina
de Economía Política (1999); “En este contexto de rápidos cambios tecnológicos,
se ha señalado que, más que aprender la tecnología, lo importante es “aprender
a aprender con la tecnología” y aprender a utilizar la información y a
comunicar (…)
El enfoque que preside todos los desarrollos
previsibles en materia de educación y entrenamiento es el del lifelong learning o aprendizaje a lo largo de toda la vida. La formación no habrá de terminar
en el sistema de educación formal sino que deberá continuar a lo largo de todo
el ciclo vital y deberá comprender mucho más que las meras competencias
técnicas. De este modo se facilitarán carreras profesionales más flexibles y
aumentará la empleabilidad de las personas (…)
En el nuevo mundo del trabajo los límites entre
trabajo y ocio, trabajo y aprendizaje, empleo y autoempleo son o serán menos
definidos de lo que eran en el pasado (…)
En la SI (Sociedad de la Información) se han vuelto
indefinidos los límites entre trabajo, aprendizaje y ocio. Al nivel de la
sociedad las nuevas relaciones entre trabajo, vida y empleo plantean cuestiones
acerca del lugar y el valor del trabajo en la vida de la gente y aparecen dudas
acerca del trabajo como fuente de la condición humana y fundamento de la
cohesión social”.
(2) Tal como expresan NELSON RICHARD y CONSOLI D. (2010) en “An evolutionary
theory of household consumption behavior” en Journal of Evolutionary Economics,
Vol.20. 5, p.p. 665-687 “To date virtually all of
the work by evolutionary economists has been focused on the “supply side” of
economic activity, the demand side has been relatively neglected….However,
because a significant portion of the innovation going on in capitalist
countries has been in the form of new consumer goods and services, it should be
obvius that dealing coherently with the Schumpeterian agenda requires a theory
of consumer behavior which treats in a
realistic way how consumers respond to new goods and services. Presently we do
no have such a theory”.
(3) “In a 2003 conference I
proposed that a career of challenge and personal development is
the essence of the good life (Phelps, 2007). It was commented that this is a
“very American” view. In replying I began to remember that this view is the classical
theory of what the good life is, a theory that originated in Europe:
Aristotle declared that people everywhere wanted to expand their horizons and
“discover their talents.” The Renaissance figure Cellini described the joys of
creativity and “making it” in his Autobiography. In Baroque times Cervantes and
Shakespeare dramatize the individual’s quest – a moral view Barzun and Bloom
call vitalism. Such a view is reflected to a degree by Jefferson and
Voltaire among other Enlightenment figures and is interpreted by the pragmatist
philosophers William James and Henri Bergson.34 The “self-actualization” in
Maslow and “self-realization” in Rawls both refer to all of this as do the
“capabilities” and “doing things” in Sen (1995). This concept of human
fulfillment obviously differs from Bentham’s theory of happiness, or
“felicity”, and it need not correlate
with reported happiness.
If
that is the substance of the good life, it appears that a good economy
promotes “vitalist” lives. It produces the stimulation, challenge,
engagement, mastery, discovery and development that constitute the good life”.
Edmund
Phelps “Macroeconomics for a Modern Economy” Prize Lecture, December 2006
(4)
Al respecto, si bien con interesantes diferencias, es destacable considerar el
concepto de organización que Langlois y Cosgel otorgan a los consumidores:
“In this essay, we recast the activities of
the consumer not only as production activities but also as problem solving
activities that require the purchase, development, and invention of
consumption capabilities.
We very much agree with the notion of
consumption as production; but we disagree with the formulation of production
in terms of a production function. The neoclassical account of production
considers the productive knowledge of the firm as given and unproblematic. The
analogy to consumption would thus require the consumer to be endowed with all
the knowledge, experience, and skills that the production of utility
necessitates. Increasingly, students of the economics of production have sought
to open up the black box of the production function. One promising alternative
is the dynamic capabilities approach, which is currently infiltrating both
industrial economics and corporate strategy (Langlois and Robertson 1995; Teece
and Pisano 1994). In this approach,
producers do not find productive knowledge as given, a matter of “blueprints”
available in principle at no cost to all. Rather, productive knowledge is a
matter of capabilities (Richardson
1972) that are acquired slowly and at some cost through a historical process of
learning. At the most fundamental level, these capabilities are in the nature
of what Nelson and Winter (1982) call routines,
habitual patterns of skill-like behavior. As Michael
Polanyi (1958) argued, skills of this sort
represent in large part a kind of knowledge that is “tacit” — it cannot be
fully articulated but must be acquired through observation and practice.
One of the main
implications of this view is that individuals and organizations are necessarily
limited in what they can do well (or cheaply) by what they have done in the
past.
If, as Becker, Stigler, Lancaster, and others
argue, consumers are really also producers, then consumers, in our approach,
require capabilities in order to consume. They require skills and routines. And
the organization of consumption, like the organization of production, will be a
matter of the costs of acquiring new capabilities, which will in turn be a
function of the pattern of capabilities available to the consumer and the
systemic structure of consumption”.
Langlois R. y Cosgel M “The organization of
consumption” University of Connecticut WP 1996
Luego
del artículo de Langlois y Cosgel, es destacable el trabajo de J. Potts, cuya
visión del consumidor como productor en base a una óptica de sistema de
producción se aproxima a la propuesta que se desea presentar. Al respecto, J. Potts explica:
“Gary Becker (1976) once supposed that we
might model marriage (the household) by supposing that the class of objects we
call households are formally equivalent to the class of objects known as firms.
Firms are production functions that produce market goods and services, and
households are production functions that produce non-market goods and
services…..The problem is with the allegory:”households are production
functions because firms are production functions” is workable only if we
happily accept that firms are productions functions.
We can distinguish two theoretical frameworks
relating to the firm. The first is a production function, which is defined for
a given stock of knowledge. The second is a production system, which acts to
coordinate a flow of knowledge (information) and to create knowledge. Knowledge
in this last sense must be allowed a wide meaning, encompassing a spectrum of
meaning spanning tacit knowledge (Polanyi 1976), skills and routines (Nelson
and Winter 1982), Schumpeterian “creative-destruction” and the phenomenon of
competence (Foss 1996)…
Can we then think of households as productive
systems and bring to bear the analysis of the competence theory (…) The
evolutionary theory of the firm (e.g. Nelson and Winter 1982) and the
competences based theory of the firm (e.g. Foss and Knudsen 1996) both derive
from the notion of a firm as a knowledge-creating entity. And it is this basis,
of an abstract knowledge-creating complex system, that I suggest fully
generalizes to the non market context – i.e. the households as a knowledge
creating system – and provides the keystone to an evolutionary microtheory of a
production system”.
Potts J. “Evolutionary microeconomics and the
theory of the household” 2000 University of Queensland DP nº 271
(5) Los
economistas Phelps y Nelson destacaron la importancia del nivel educativo para
explicar la rapidez de incorporación de innovaciones tecnológicas, trabajo de
sumo interés relacionado con los niveles de capacitación gerencial para adaptar
los cambios a las organizaciones:
“Even a highly routinized job may require
considerable education to master the necessary discriminations and skills. But
probably education is especially important to those functions requiring
adaptation to change. Here it is necessary to learn to follow and to understand
new technological developments.
We suggest that, in a technologically
progressive or dynamic economy, production management is a function requiring
adaptation to change and that the more educated a manager is, the quicker will
he be to introduce new techniques of production. To put the hypothesis simply,
educated people make good innovators, so that education speeds the process of
technological diffusion”.
R. R. Nelson; E. S. Phelps “Investment in Humans, Technological
Diffusion, and Economic Growth” The
American Economic Review, Vol. 56, No. 1/2. (Mar,
1966), pp. 69-75.
Los
cambios socio económicos estarían explicando la mayor demanda de capacitación
en los mercados laborales y la necesidad de mantener un adecuado nivel de
actualización para sostener el grado de empleabilidad personal. Dada la
importancia del tema veamos los conceptos de diversos autores al respecto:
“Tras la aceleración de los cambios, se hallan ciclos
vitales de productos más cortos y un comercio internacional intensificado,
así como una desregulación de origen político. Al nivel empresarial, se
registra como una intensificación de la competencia. Al nivel individual, se
vive como la necesidad permanente de renovar capacidades y competencias
para poder mantenerse en el mercado laboral. El cambio y el aprendizaje son la
cara y la cruz de la misma moneda. La aceleración del cambio plantea nuevos problemas para las
personas y las organizaciones y para hacerles frente se requieren nuevas
competencias”.
Lundval B.A. y Lorenz E. “Innovación y desarrollo de
competencias en la economía del aprendizaje. Implicaciones para las políticas
de innovación”, en “Innovación y Aprendizaje” Zamudio. Innobasque 2010
“El verdadero recurso dominante
y factor de la producción absolutamente decisivo no es ya ni el capital, ni la
tierra ni el trabajo; es el conocimiento. En lugar de capitalistas y
proletarios, las clases de la sociedad postcapitalista son trabajadores de
conocimientos y trabajadores de servicios”. Drucker
P. (1993). ”La sociedad postacapitalista”
Norma Mexico DF
“Another reflection of the a fore mention
edgear change. is the growing speed and intensity of innovation. There are two
main ways in which breakthroughs come about: first, through formal research and
development work off-line (i.e.
.isolated. and .sheltered. from the regular production of goods and services);
second, through learning online,
where individuals learn by doing and, as a rule, can assess what they learn and
hone their practices for what follows next. This can be an extremely potent
form of knowledge production in many professions”.
P. David and D. Foray “Economic Fundamentals of
the Knowledge Society” Policy
Futures In Education. An e-Journal 1. Special Issue: Education and Knowledge Economy.
Jan 2003.
“The types of
labour market determine the locus of learning, the incentives for developing
different types of knowledge, and define the boundary and social framework
within which individual learning interacts with collective learning. These
institutional features interact with organizational structures and processes to
generate different types of knowledge, patterns of learning and innovation
Human knowledge
exists in different forms; it can be articulated explicitly or manifested implicitly
(tacit). Polanyi (1962) argues that a large part of human knowledge is tacit.
This is particularly true of operational skills and know-how acquired through
practical experience. Knowledge of this type is action-oriented and has a
personal quality that makes it difficult to formalise or communicate….. . Tacit
knowledge, in contrast, can be acquired only through practical experience in
the relevant context, i.e. ‘learning-by-doing’”….
Their wider
personal and professional networks are another important source of learning.
Inter-firm career mobility promotes learning and knowledge transfer. The
willingness of the individuals to change firms, on which the collective
learning process depends, is made possible by the guarantee of job
opportunities elsewhere within the region”.
Lam A.”Alternative Societal models of learning and
Innovation in the knowledge economy” Paper to be presented at the DRUID Summer
Conference on "Industrial Dynamics of the New and Old Economy - who is
embracing whom?" Copenhagen/Elsinore
6-8 June 2002
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