domingo, 22 de mayo de 2016

EL INSTINTO DEL LUJO - HENRI BAUDRILLART

Por Claudia Costaguta



“El hombre no es solo un ser vanidoso con deseo de brillar. El hombre adora multiplicar sus sensaciones agradables”

En un post de este blog se comentó que, para Henri Baudrillart, autor de La Historia del Lujo (1878) el primer principio sobre el que se construye el lujo es el orgullo o sus “matices”: el amor propio y la vanidad.

Este autor, quien sistematiza por primera vez en un tratado el análisis del lujo hasta el S.XIX, identifica como la segunda fuente inspiradora del lujo en el hombre es la búsqueda de la sensualidad, el hombre desea multiplicar sus sensaciones agradables y cuando un placer finaliza va en busca de uno nuevo. Según Yves Michaud (El nuevo Lujo) “…se trata de una dimensión especial del placer, la que tiene que ver con el cambio de régimen sensorial y el descubrimiento de la novedad”.

Este comportamiento resulta un incentivo para las empresas que tratan de variar su oferta, “en forma exquisita” para satisfacer ese deseo y disfrute. “El refinamiento se refina aún más y aunque la oferta es finita por naturaleza, el hombre se ilusiona con que no lo es…” H.Baudrillart.

La afirmación de Baudrillart se relaciona con las ideas del economista inglés Nicholas Barbon que en su “Discurso sobre el Comercio” (1690) expone…”las necesidades y los deseos humanos eran infinitos y la ingeniosidad que liberan es la fuerza positiva que le da impulso al comercio y a través de él, a nuevas ocupaciones y especializaciones…Las necesidades y deseos humanos son infinitos, y capaces de infinito refinamiento, vía experiencia, emulación y moda…La proximidad y la emulación entre los consumidores…favorece el refinamiento de los gustos…”

La revolución culinaria iniciada en Francia en 1651 ejemplifica estos procesos. En ese año el cocinero de una familia noble François Pierre que se apodó La Varenne, emulando al famoso chef de Enrique IV publicó un libro de cocina Le cuisinier français (El cocinero francés). “…Como resultado del proceso que empezó en 1651, cocinar y comer dejaron de considerarse una simple necesidad para convertirse en un terreno donde la sofisticación resultaba posible y deseable. Desde entonces, valores como el refinamiento y la elegancia han gobernado este terreno. Para la segunda mitad del siglo XVII la cocina francesa comenzaba a ser descrita con términos que nunca antes habían pertenecido al vocabulario del escritor culinario: primoroso, delicado, refinado, cortés, civilizado... Como resultado la comida se hizo cuisine y la cuisine se hizo francesa…” (Joan DeJean - La esencia del estilo).