Doctorando en Innovación
Escuela Técnica Superior de Ingeniería del Diseño: ETSID
Universidad Politécnica de Valencia
Publicado en: Revista PANORAMA. Nº17
https://drive.google.com/file/d/0B_1J6mdp_fcYdVJSRlFmYXA3VFk/view?usp=sharing
Resumen
Los
procesos de “Learning by Interacting” son métodos característicos de los Sistemas
de Innovación, elaborados en el marco del Evolucionismo Económico. En los
Sistemas de Innovación el recurso primordial es el conocimiento. Una parte de
dicho conocimiento es de orden tácito, y para su aprendizaje se requiere de la
interacción entre los participantes. En este trabajo se .presentará el
pensamiento sobre el interaccionismo simbólico del pragmatista G.H. Mead. Sus ideas brindan elementos de interés para
incorporar a los procesos de “learnign by interacting”, y también a otras áreas
de la creatividad y de la innovación.
Abstract
The “Learning
by interactive” processes are characteristic methods of the Systems of
Innovation, developed within the framework of the Economic Evolutionism. In the
Systems of innovation it is considered that the major resource is knowledge.
One part of this learnt knowledge is tacit, and, in order to learn from it, an
interaction among participants is required. In this academic paper, G. H.
Mead’s ideas about the symbolic interactionism will be exposed. His ideas provide
with interesting elements to include not only in the “learning by interacting”
processes but also in other creativity and innovation fields of study.
1. Introducción
Dentro del
marco del evolucionismo económico, se conforma el modelo de los Sistemas de
Innovación que pueden ser definidos en dos sentidos:
The narrow definition would include
organizations and institutions involved in searching and exploring –such as
R&D departments, technological institutes and universities -. The broad
definition which follows from the theoretical perspective presented above
include all parts and aspects of the economic structure and the institutional
set up affecting learning as well as searching and exploring (Lundvall,1992, p.13).
En estos
sistemas el recurso primordial es el conocimiento, y el aprendizaje es el proceso más importante
para generar innovación. Una de sus características es el proceso de “learning
by interacting” (aprendizaje por interacción), como uno de los mecanismos generadores
de innovaciones. Luego de las propuestas de K. Arrow (1962) sobre “learning by
doing” (aprender haciendo) y de N. Rosenberg (1982) acerca del “learning by
using” (aprender con el uso), autores como B.Å Lundvall incorporan el concepto
de “learning by interacting” (aprendizaje por interacción) como una
característica para determinados tipos de procesos de innovación.
En diversos trabajos, elaborados en
el ámbito de los Sistemas Nacionales de Innovación, autores como, Lundvall, B-Å, Johnson B., y Edquist,
C. (Johnson, Edquist y Lundvall, 2003) (Lundvall, 2005a) (Lundvall, 2007) mencionan las obras
de George Herbert Mead, de la filosofía pragmatista y de la teoría sociológica
del interaccionismo simbólico como fuentes teóricas de los procesos de
“learning by interacting”.
El presente trabajo tiene por objetivo analizar los aportes
teóricos de George Herbert Mead, sus predecesores y del interaccionismo
simbólico, para comprender más adecuadamente aquellos procesos de innovación
basados en el aprendizaje por interacción.
En primer lugar, se
presentarán las influencias recibidas por Mead, en particular del pragmatismo
americano – movimiento del cual formó parte –, y de otros autores como: Charles
Cooley y Wilhem Wundt. En segundo término se detallarán los principales
aspectos de la teoría elaborada por Mead, que servirá de base al
Interaccionismo Simbólico. Finalmente, se efectuarán la conclusiones, que
explican la utilidad del pensamiento de Mead dentro los Sistemas de Innovación
del evolucionismo económico, así como en los procesos de creatividad por
interacción.
2. El Pragmatismo Americano
George Herbert Mead (1863-1931), filósofo relacionado al
pragmatismo americano, y psicólogo
social, desarrolló los aportes teóricos base de la corriente sociológica del
Interaccionismo Simbólico, iniciada por su discípulo Herbert Blumer.
Mead es considerado el cuarto miembro más relevante de la
tradición de la filosofía pragmática americana, junto a Charles Sanders Peirce,
William James y John Dewey.
Peirce y James fueron los iniciadores de esta tradición,
mientras que Dewey y Mead en una segunda etapa realizaron modificaciones a las
ideas precursoras.(Rescher, 2012)
Los autores iniciales de la filosofía pragmatista – Peirce y
James – con diferentes tipos de influencia cada uno de ellos, tuvieron en común
los aportes de Chauncey Wright; cuyas principales ideas se reseñan a
continuación.
Chauncey Wright (1830-1875), matemático y filósofo americano, que
apoyó la tesis de la teoría evolucionista, colaboró con Charles Darwin en sus
trabajos de investigación (Maden y Maden, 1952). En 1872 al reunirse ambos
investigadores, Darwin le solicitó colaboración en el siguiente problema:
conseguir explicar en términos evolutivos el desarrollo físico del hombre y los
animales, y el despliegue del instinto animal hasta alcanzar los grados más
altos de la inteligencia y de la razón humana (Sini, 1999).
Al respecto en 1873 Wright elaboró un ensayo, “The Evolution of
Self-Consciousness” (Wright, 1873), que expone su teoría del origen y el
desarrollo del lenguaje. Se inicia con el uso
de gestos instintivos, sin vocación comunicativa; y evoluciona hacia los gestos
verbales resultantes de una acción social entre los participantes de los grupos
cuya intención es comunicarse.
Centrado en el lenguaje, Wright estudia el desarrollo de la
autoconsciencia humana: los animales con una conciencia animal hacen un uso
inconsciente de los signos. Por otra parte, el hombre los utiliza en forma
consciente, al reconocerlos y ser capaces de reflexionar con ellos y sobre
ellos. Esta capacidad de reflexión es el resultado del pensamiento
autoconsciente, reflejando la inteligencia humana (Parravicini, 2009). Por esta vía Wright avanzaba en la
resolución del “Problema de Darwin”. Las ideas del evolucionismo de Darwin
influyeron en los distintos filósofos pragmatistas en un sentido amplio. Los
desarrollos de Wright sobre el lenguaje se reflejarán en la semiótica de C.S.
Peirce y con mayor claridad en los trabajos de G.H. Mead, que se presentarán a
posteriori.
Charles
Sandler Peirce (1839-1914), fue el iniciador de la corriente filosófica
pragmatista, (Peirce, 1878). Era un científico en el campo de la astronomía, la
óptica, la química y las matemáticas; se acercó en primer lugar a la
epistemología y la lógica, derivando en la lógica simbólica - fue junto a F. Saussare uno de los
precursores de la semiótica - .
Sus
comienzos como estudioso de las Ciencias Naturales, campo al que contribuyó con
diversas investigaciones, explican su interés por trasladarlas al campo de la
epistemología y la lógica. Consideraba que la filosofía debía actualizarse
metodológicamente, con métodos científicos como procesos para acercarse a la
verdad.
El
pragmatismo de Peirce, en primer término, se puede definir como un sistema por el
cual el significado de una concepción intelectual está determinado por las
consecuencias prácticas que tiene dicho concepto. La máxima del pragmatismo es:
It appears, then, that the rule for
attaining the third grade of clearness of apprehension is as follows: Consider
what effects, that might conceivably have practical bearings, we conceive the
object of our conception to have. Then, our conception of these effects is the
whole of our conception of the object. (Peirce, 1878, p.293)
El método
de la ciencia está basado en los experimentos, en busca de la verdad,
construida conjuntamente por la comunidad de científicos. Este proceso da lugar
a nuevo conocimiento, como parte de la creatividad en la ciencia. A tal fin Peirce proponía estudiar los Actos –
experiencias -, superando los dualismos entre sujeto y objeto, considerando la
aceptación de creencias – una forma de verdades intermedias - como instrumento generador
de hábitos temporales para desenvolverse en el mundo.
En cuanto a
los métodos de investigación en filosofía se centraba en los análisis de la
lógica, con aportaciones que ampliaban dicho campo. Al respecto se reseñan tres
cuestiones:
-
Propuesta
del método de la abducción, como complementario a la inducción y a la
deducción, para desarrollar una lógica de la investigación. La abducción era el
método creativo más efectivo para generar nuevo conocimiento y nuevas
hipótesis, que permitían remover creencias temporales dentro del proceso de
conocimiento hacia verdades ulteriores. En palabras del autor “…Cada punto de
la teoría científica que hoy aparece como establecido, se debe a la abducción…”
(Peirce, 1903, p.172). Peirce consideraba que la realidad no estaba
determinada, sino en evolución; pasando de una visión estática a una dinámica.
Frente a un estricto determinismo, sostuvo que el mundo tiene un carácter
indefinido. Estas indefiniciones de la realidad, permitían un amplio campo para
la creatividad, y para la investigación de nuevas verdades mediante el método
de la abducción. (Nubiola, 2001) (Barrena, 2008).
-
Definición
de la lógica como la ciencia de los signos centrando sus estudios en la
semiosis que tendrá influencia en los trabajos de Mead. Peirce definió tres ramas de la semiótica: la gramática
especulativa, la lógica pura y la metodéutica o retórica, donde un signo da nacimiento
a otro signo. La experiencia que permite construir el pensamiento está
mediatizada por interpretaciones relacionadas con inferencias de signos que las
representan. Por tanto todo pensamiento está mediado, es una interpretación de
los hechos, por medio de los signos. Nunca se percibe o se piensa en el mundo
en forma directa, sino a través de los signos, pues todo pensamiento es signo.
-
Finalmente
considera que la búsqueda de la verdad es un proceso que necesita en primer
término de la falibilidad. Dado que todo conocimiento puede ser en principio
erróneo, cabe la posibilidad de negar una proposición, obteniendo una nueva
certeza sobre lo conocido, al cambiar su valor de verdad. En segundo término,
de la acción cooperativa entre los miembros de la comunidad de investigadores; los
problemas a resolver son propios de la comunidad científica. En estos procesos de investigación la
comunidad científica evidencia consenso alcanzado de forma no coactiva,
propuestas que deberían ser replicadas en los ámbitos de la filosofía. (Bernstein,
1993)
William James (1842–1910) se destacó
por la difusión que hizo del pragmatismo, reconociendo a Peirce como iniciador
de este movimiento. Comenzó su trayectoria académica como profesor de
fisiología en la Universidad de Harvard, para luego ocupar la cátedra de
psicología y dirigir el primer centro de psicología experimental – de acuerdo a
lo aprendido con W. Wundt en Leipzig -, destacándose su tratado de 1890:
“Principles of Psychology”. Define a la experiencia en relación al proceso de
conducta, siguiendo los principios de la escuela psicológica funcionalista y
del conductismo que se centran en el acto observable.
Una de las influencias del
pensamiento psicológico de James, en Mead, se encuentra en el paralelismo de la
idea de la personalidad de James conformada por tres partes: el mí material
(cuerpo), el mí social (las personas del entorno) y el mí espiritual (ideas,
pensamientos); y la propuesta de conductismo social de Mead (Rizo, 2008)
Con posterioridad a sus intereses en
psicología – sobre fines del S. XIX – James, desarrolló los aportes en
filosofía dentro del pragmatismo, reflejando la influencia recibida del
evolucionismo y su posición pluralista de la verdad (James, 1898). La teoría de
la verdad, se relaciona con su postura de empirismo radical, desplazando el
centro del pragmatismo desde una Ciencia del Conocimiento, como significaba
para Peirce, hacia una Aplicación del Conocimiento, útil para la acción. Para
James el pragmatismo es un método, donde la obtención de verdades tiene por
finalidad una adecuación a la realidad. La realidad es un proceso dinámico
continuo, de experiencias en constante cambio. El objetivo del pensamiento
humano, es obtener creencias que se convertirán en reglas para la acción, en
hábitos que sirvan para guiar la conducta en un medio con variaciones azarosas
e indeterminadas. Las verdades son históricas tanto en las ciencias naturales
como en la filosofía, se hallan siempre bajo revisión, evolucionan en relación
a los cambios del contexto y se desarrollan en forma continua. La verdad es una
adecuación a la realidad de manera práctica y dinámica, es un proceso abierto,
donde se verifican, validan y modifican, en cuanto a su aplicación en la
acción.
Las creencias obtenidas, al ser guías
para la conducta deben ser socialmente consensuadas, pues la acción es en gran
medida interacción con otros que deben compartir el significado de dichos
actos, sin la cual no habría comunicación. Por tanto James, amplía el concepto
de Peirce de creencias compartidas por la comunidad de investigadores, que
deben ser ahora verdades relativas a toda la sociedad. Una persona no puede
imponer una verdad a los demás miembros de la sociedad, quienes sí podrían aceptarla
luego de haberla verificado en sus propias experiencias.
La
segunda etapa pragmatista, integrada por Dewey y Mead supuso nuevos planteos en
esta corriente de pensamiento, que se centró en una teoría de la acción, junto
a una actividad social y política de los filósofos, como se explicitará más
adelante.
John Dewey
(1859-1952), fue el filósofo pragmatista que tuvo más influencia en Mead,
debido en gran parte a la relación personal que mantuvieron, como docentes en
la Michigan y en la Chicago University. Este filósofo, que en sus inicios se
enmarcaba dentro del pensamiento del idealismo hegeliano, incorporó las teorías
de Darwin y asumió una filosofía de características evolucionistas, con base
biológica y reconociendo la experimentación científica. Finalmente, denominó a
su propuesta como instrumentalismo naturalista. Instrumentalismo, pues
consideró que pensar es un instrumento para la acción, por ende los
pensamientos tienen valor instrumental; y naturalista en relación a la ideas
biologistas de la evolución darwiniana.
Dewey adhirió
al pragmatismo, manteniendo determinados principios elaborados por Peirce y
James, y abordando luego nuevos enfoques y temáticas. Compartió, entre otras
cuestiones, la importancia del método científico para actualizar a la
filosofía, destacando el aspecto central de los experimentos en dichos procesos
en busca de la verdad. A partir de un enfoque evolucionista reconoce una
realidad cambiante que conlleva una búsqueda constante de la verdad, derivando
en creencias de orden temporal. Se
basaba en la idea de falibilismo y en la necesidad de consensuar en forma libre
las verdades socialmente, para que las mismas sean hábitos de acción e
interacción social. Estas verdades que serán consensuadas socialmente,
requerían que los participantes de la sociedad, tuviesen los elementos y las condiciones
necesarias para progresar en las investigaciones, e incorporar los hábitos en
busca de un crecimiento constante. Para el ideal de esa sociedad el desarrollo
educativo y la democracia plena eran cuestiones fundamentales.
Para Dewey,
la implementación de hábitos inteligentes en la educación de los niños era
esencial, sus trabajos fueron reconocidos y llevados a la práctica en su época.
Proponía los mismos principios que para el desarrollo de la filosofía, basarse
en la libre y activa experimentación de los alumnos – en el contexto de la
interacción social y con el entorno físico - como medio para la búsqueda de la
verdad (Dewey, 1903)
Por otra
parte, el sistema democrático, para Dewey, era un medio y un fin para el
crecimiento de la sociedad. Como la realidad es esencialmente dinámica, se debe
contar con un sistema político abierto y flexible que incorpore la
imprevisibilidad y el cambio en forma consensuada y éste no era otro que una
democracia liberal, con plena participación de todos los sectores. Por ello
entre otras iniciativas, proponía el derecho al voto femenino, y fue uno de los
primeros miembros de la Asociación Nacional para el Avance de
la Gente de Color .
Dewey
explica las ventajas del método científico y analiza los cambios acaecidos en
el ámbito tecnológico a partir de la Revolución Industrial y, en lo social, por
la instrumentación de nuevos métodos en educación y nuevas formas de relaciones
humanas (Dewey, 1930).
Asimismo,
continuó la tradición de explicar características de la naturaleza humana a la
luz de la teoría evolucionista. Estudió desde la psicología, la importancia de
la conciencia en la acción social, como proceso interno al hombre, que media
entre un estímulo y la conducta final. De esta forma la conciencia asume un rol
causal en el comportamiento del hombre y permite estudiar los efectos de la
autoconciencia en los procesos de interacción social, elemento de utilidad en
los análisis posteriores de Mead.
3.
Charles Cooley y Wilheim Wundt
Charles Horton Cooley (1864-1929) fue un economista
y sociólogo americano, que compartió con Mead el ámbito docente de la
Universidad de Michigan entre 1891 y 1894, cuyas ideas influyeron en la obra
posterior del Interaccionismo Simbólico de Mead.
Uno de los aportes de Cooley que mayor impacto tuvo
en la obra de Mead, fue el concepto del “self looking glass” –“yo espejo”-, que
explica la experiencia del sí mismo como otro, en este desdoblamiento del yo
entre uno mismo y la conciencia social del otro.
Comienza
analizando la simpatía, esta característica del ser humano, se define como la
posibilidad de tratar de entender al otro y comprender lo que le está
sucediendo. En segundo lugar detalla la presencia del “Yo espejo” que consiste
en incorporar la mirada del otro en nosotros mismos, es como la presencia de la
conciencia social en nuestra identidad. De esta forma el individuo tiene dos
componentes internos que lo habitan, como un “yo desdoblado”, que entran en
diálogo de forma previa a la acción. (Cooley,
1902)
Cooley a través de la idea del yo espejo, observa
que la imagen que transmiten los otros sobre uno mismo finalmente forma parte
de nuestra identidad, por tanto el ámbito social determinaría al individuo.
Ideas similares, ya habían sido
desarrolladas por Adam Smith en su obra “La Teoría de los Sentimientos Morales”
(Smith, 1997), donde la visión del espectador imparcial generada por Smith (Jacobs, 2006) se asemejará a la idea del “self-looking
glass” de Cooley. Según Smith
las personas mantienen relaciones sociales de mutuo acuerdo sin necesidad de
árbitros externos, por la existencia del árbitro interno. Dicho árbitro interno
se conforma de tres elementos: en primer lugar su capacidad racional; en
segundo término la simpatía; y a partir
de la capacidad de simpatía, se construye el tercer elemento, que es el
espectador imparcial, que pasa por incorporar al Otro en nosotros, es una
conciencia que introyecta en nuestro yo, la mirada del Otro.
Wilheim Wundt (1832-1920) psicólogo alemán,
reconocido como el fundador de la psicología experimental. En su laboratorio de
la Universidad de Leipzig, Wundt utilizó los métodos de las ciencias físicas
para el estudio de los procesos conscientes o experiencias inmediatas. En este
ámbito universitario continuó su formación G.H.Mead, luego de estudiar en Harvard
(Joas 1978).
El aporte de Wundt al estudio de los gestos, entre
otros temas, tuvo influencia sobre la obra de Mead, quien estudia a los gestos
no verbales como el primer eslabón en el proceso de interacción social humana –
idea en parte ya anticipada por C.Wright -.
Mead en su obra “Espíritu, persona y sociedad”
inicia el Capítulo 7: “Wundt y el concepto de gesto” explicando que:
Wundt aisló una
valiosísima concepción del gesto que más tarde lo convierte en un símbolo, pero
que se descubre en sus primeras etapas como una parte de un acto social. (Mead,
1982, p.85).
Los gestos no sólo son considerados como la expresión de las emociones,
en el sentido dado por Darwin, Wundt los desarrolla también como instancias
primarias de interacciones sociales. Ante un gesto no verbal el/los otro/s
participante/s de la acción generan algún tipo de reacción. Mead siguiendo los
planteos de Wundt, considera que frente a
los gestos no verbales, se debe actuar inmediatamente: “Tiene que
adaptarse "instintivamente" a la actitud del otro individuo”. (Mead,
1982, p.86)
Luego
Mead trata los gestos vocales, característicos del ser humano: “Ahora bien,
cuando ese gesto representa la idea que hay detrás de él y provoca esa idea en
el otro individuo, entonces tenemos un símbolo significante” (Mead, 1982, p.87).
Continúa la evolución desde los gestos no verbales a los gestos verbales, para
explicar el paso desde los comportamientos instintivos a una reflexividad en la
acción comunicativa que evidenciará la existencia de la inteligencia.
4. El Pensamiento de George Herbert Mead
George Herbert Mead, fue un filósofo del movimiento pragmatista
americano, influenciado por las teorías evolucionistas de C. Darwin; y además
un psicólogo social – quien con Gabriel Tarde fueron los precursores de la
psicología social sociológica –. Mead junto a Dewey, tal como se anticipó,
fueron los filósofos de la segunda etapa del pragmatismo, etapa que se centra
en la Teoría de la Acción, como explica Sánchez de la Yncera (1990, p.54):
El planteamiento general incluye las posiciones de Peirce,
James, Dewey y Mead. Se basa en la aceptación del método científico en un
contexto no problemático y ofrece una teoría del significado y una teoría de la
verdad. El otro es un planteamiento más específico, desarrollado por Dewey y
por Mead y que ofrece una filosofía de la vida, una filosofía de la
reconstrucción social que acentúa la importancia de la acción humana para hacer
del mundo un lugar mejor.
Asimismo tanto Mead como Dewey, asumen un compromiso de acción
social y político, que deriva de su ideal de sociedad:
La idea política que se halla en el trasfondo del
pragmatismo en general es la del liberalismo y su intención política es la de
fundamentar la armonía del individuo con la sociedad… El liberalismo democrático
encuentra su expresión en el intento de Mead de anclar la racionalidad del
individuo en la racionalidad de la sociedad haciendo así posible la armonía
entre ambos. (Carabaña, y Lamo de Espinosa, 1978, p.159).
El pensamiento de Mead, puede abordarse desde diferentes puntos
de vista, en particular es interesante verlo desde el punto de vista de la
creatividad. Al respecto dice Hans
Joas,
Se debe comprender, que…Mead desarrolló una teoría de la acción en la
que comparece en primer plano la creatividad de la acción. Su teoría de la
normatividad es un intento de que la dimensión de las soluciones creativas a
los problemas morales de la acción no resulte enmascarada cuando se subraya la
intersubjetividad de la validez de las normas… es preciso captar el papel
central que desempeña la tensión entre la creatividad de la acción y el
carácter comunicativo de la socialidad humana. (Joas, 1998, p.196-197)
A continuación, se presenta un análisis de las ideas de Mead
para una comprensión del Interaccionismo
Simbólico y del “learning by interacting” de los economistas evolucionistas.
Mead, explica la relación equilibrada
entre individuo y sociedad, a través de una teoría de la acción; y de una teoría
del control social reflexivo, que deriva en una dinámica positiva entre
creatividad y autocontrol. Une la teoría
de la acción, con la del control social, esto significa, que la creatividad, la
innovación y la diferenciación, se conjugan con la reiteración y el orden
social. En este sentido se identificarán individuos que actúan en forma
creativa, por una parte; y que tienen un Control Social de
orden autorregulado, por otra parte.
A continuación se presentará el
estudio de la interrelación entre el individuo y la sociedad – Teoría de la
Acción y Propuesta del autocontrol social - como un tema central de la obra de
Mead, y se explicará dicho proceso, a través de dos aspectos:
-
El lenguaje
como elemento central.
-
La
interrelación social y las etapas de la constitución del Self;
a.
El lenguaje como elemento central.
Los principios básicos que explican
esta relación individuo-sociedad se hallan en el uso del lenguaje, y en la
interpretación de símbolos, siguiendo la influencia de los estudios pioneros de
la semiosis de Charles.Sandler.Peirce.
Como se explicó previamente, Mead, siguiendo
el pensamiento de Wundt, inició el estudio de la evolución de la comunicación
con los gestos no verbales, de orden instintivo – que se pueden hallar tanto en
animales como en seres humanos. Luego avanzó en los gestos verbales, que
contemplan la presencia de los símbolos significantes:
La existencia del espíritu y de la inteligencia sólo es posible
en términos de gestos como símbolos - significantes; porque sólo en términos de
gestos que son símbolos significantes puede existir el pensamiento - que es
simplemente una conversación subjetivada o implícita del individuo consigo
mismo por medio de tales gestos. La internalización en nuestra experiencia de
las conversaciones de gestos externos que llevamos a cabo con otros individuos,
en el proceso social, es la esencia del pensamiento. (Mead, 1982, p.90)
El gesto no verbal, de orden instintivo, evoluciona hacia el gesto
verbal propiamente humano, que incluye un tipo de comunicación de un
símbolo y que va a tener significado cuando el individuo sea capaz de tomar el
rol del otro. Dentro del proceso enunciado, surge la mente que internaliza la
conversación externa de gestos significantes. Así, el desempeño de roles
supone, en primera instancia, ser capaz de tomar el rol del otro y concebirse a
sí mismo como un objeto de análisis.
La utilización de gestos verbales que
contemplan símbolos significantes, tiene al menos cuatro aspectos a considerar:
- La
existencia del lenguaje, construcción social previa a mi existencia. La
incorporación de un individuo a la sociedad implica internalizar unos
significados comunes, consensuados anteriormente por otros.
- El proceso reflexivo de
diálogo interno, se explica por la presencia del otro en mí. Esta construcción
responde a las influencias de C.Cooley y de A. Smith, con la idea del yo espejo
y el espectador imparcial respectivamente, derivados a su vez del concepto de
simpatía. De esta forma, mi acción social sería de orden autorregulada, ante la
presencia de la conciencia social en mi individualidad.
- El individuo
introyecta de la sociedad los símbolos utilizados, pero también dispone de la
posibilidad de resignificarlos. Mead explica que se hace un uso diferente del
lenguaje común existente en cada contacto nuevo entre personas; ese elemento de
novedad se debe a la reacción que los individuos plantean hacia el grupo al
cual pertenecen (Mead, 1982). Los seres humanos tenemos una componente
creativa, que no queda anulada por la sociedad circundante. En un diálogo
interno previo a emitir el mensaje, se tiene la potencialidad de introducir
variaciones en los significados y disponerlos en forma innovadora. Estos
aportes individuales en nuevas significaciones, explican el proceso evolutivo
de los lenguajes a través del tiempo.
-
Mead brinda su resolución al Problema de Darwin demostrando cómo, a
partir del instinto, los seres humanos evolucionan hacia un comportamiento
racional, a través del uso del lenguaje – siguiendo las ideas de Wright -. Darle
significado a los signos que se utilizarán, con un arreglo de medios a fines,
implica reflexión, y por ende pensamiento, reflejando la presencia de la
inteligencia humana. El significar a un signo implica pensar, “El pensamiento
es simplemente el razonamiento del individuo, una conversación entre lo que he
llamado el "yo" y el "mí". (Mead, 1982, p.343)
b. La interrelación social y las
etapas de la constitución del Self;
El Self constará de dos elementos centrales el Mí y el Yo, aspectos en
gran medida desarrollados en la obra de psicología de William James. El Self
es, fundamentalmente, la capacidad de considerarse a uno mismo como objeto,
pero, a la vez, formar parte del sujeto. Si bien es un proceso íntimamente
relacionado con el desarrollo de la mente, es consecuencia de un proceso
social; se basa en la comunicación y, la interacción entre los humanos. El
mecanismo general para el desarrollo del Self es la reflexión, o la capacidad
de ponerse en el lugar de un otro individualizado - una personalidad que
se considere significativa - el Otro significante; o, de un otro generalizado
- el conjunto de normas y valores del
colectivo en que el individuo desarrolla su existencia -, y actuar en parte como
se espera que lo haga y, en parte respondiendo a la propia iniciativa.
Para Mead, los otros significativos son las personas con las cuales el
individuo comparte más estrechamente sus relaciones y cuyas opiniones valora de
manera especial. A medida que transcurre su vida, el individuo amplía sus otros
significativos, desarrollando distintos tipos de relación con cada uno de
ellos, lo cual genera la creación de varios “sí mismos” elementales, creados en
virtud de esas relaciones. Sin embargo, cuando el individuo, mediante una
abstracción, piensa en los otros significativos en términos de conjunto, asoma
el “otro generalizado”. De acuerdo a Mead, sólo en relación al otro
generalizado es que surge el “sí mismo completo”. En tanto una persona
desarrolle este Self, se convierte en miembro efectivo de una sociedad.
Mead explica que el niño cuando nace carece de Self, y éste se
adquiere gracias a la interacción social, la relación y la comunicación con los
otros. El niño puede conferir sentido a sus comportamientos a partir de las
interpretaciones que recibe de los otros, cuando éstos reaccionan a sus actos.
Mead diferencia dos fases dentro del proceso evolutivo de desarrollo
del Self.
• La primera, denominada etapa del juego (play), es aquella en la que
el niño aprende a adoptar la perspectiva de “otro”. A través del juego, y
concretamente en los que se juega a ser “otros”, el niño aprende a recibir
respuestas y actuar como se espera que lo haga el personaje que está
escenificando –un indio, un médico, una madre, una enfermera, etc.–
• En la siguiente etapa, denominada del juego organizado (game), es cuando
el sujeto debe empezar a ser consciente de que existe un equipo que espera de
él una determinada respuesta congruente con las normas de juego. Ahora los
otros jugadores ocupan posiciones funcionales y realizan sus roles respectivos
en forma competitiva, como en un sistema de división del trabajo. Así se gesta
la formación del Otro generalizado. El otro generalizado se define como la
actitud del conjunto de la comunidad en la que el individuo desarrolla su
existencia.
Cuando el individuo logra esta doble capacidad, desarrolla plenamente
su Self. Mead identifica dos aspectos o fases del Self, que llama el Yo y el
Mí. El Yo es la respuesta inmediata de un individuo a otro. Es el aspecto más
afectivo, irracional, imprevisible y creativo del Self; mientras que el Mi se
define como conjunto organizado de actitudes de los demás que uno asume. El Yo
sería la parte más personal de cada sujeto, mientras que el Mi se corresponde
con los valores y normas adquiridos por la socialización. La manera en que se
articulan ambas fases determina la personalidad diferenciada de cada individuo.
Mead entiende al Mí como el conjunto de actitudes de los otros que
cada persona interioriza como propias. Es decir, para tener conciencia de
sí - característica definitoria de la persona - uno tiene que tener la
actitud del otro en su propio organismo. La persona que es capaz de mantenerse
en la comunidad es reconocida en ésta, en la medida en que reconoce a los
otros. El mí representa una parte convencional, habitual.
Por su parte el Yo, es la componente
creativa y que brinda originalidad al Self, sin la existencia del Yo los individuos aparecerían completamente
sujetos al control social externo e interno –implícito en el Mí–, la innovación se localiza en la acción.
El Self de cada individuo contiene; la creatividad en el componente
agencial del Yo, que se explica en una teoría de la acción, y el Mí que refleja
la estructura del Otro Generalizado y corresponde al control y la conciencia
social.
Los principios del Interaccionismo
Simbólico
Si bien se suele correlacionar el término
Interaccionismo Simbólico con G. H. Mead, dicha teoría sociológica fue
desarrollada por su discípulo Herbert Blumer
Herbert Blumer (1900 – 1987)
sociólogo americano, perteneciente a la Escuela de Chicago, desarrolla la
Teoría Microsociológica del Interaccionimo Simbólico, siguiendo la ideas de
Mead. En su libro “El Interaccionismo Simbólico” (Blumer, 1982) propone los
tres principios básicos de dicha teoría, que se hallan en paralelo a las ideas
de Mead:
El interaccionismo simbólico se basa en los más recientes
análisis de tres sencillas premisas. La primera es que el ser humano orienta
sus actos hacia las cosas en función de lo que éstas significan para él….La
segunda premisa es que el significado de éstas cosas se deriva de, o surge como
consecuencia de la interacción social, que cada cual mantiene con el prójimo.
La tercera es que los significados se manipulan y modifican
mediante un proceso interpretativo desarrollado por la persona al enfrentarse
con las cosas que va hallando a su paso (Blumer, 1982, p.2)
El autor explica dichas premisas; en
relación a la segunda de las mismas, que representa la presencia de la
componente social, el Mí en el Self del pensamiento de Mead, detalla:
Los actos de los demás producen el efecto de definirle la cosa a
esa persona. En suma, el interaccionismo simbólico considera que el significado
es un producto social, una creación que emana de y a través de las actividades
definitorias de los individuos a medida que estos interactúan. (Blumer, 1982, p.3)
Finalmente, la tercera premisa
básica, es la componente creativa y agencial del Yo en el Self, que resignifica
los símbolos socialmente aprendidos y evidencia la componente autónoma y
original del individuo, al respecto Blumer comenta:
Mientras que el significado de las cosas se forma en el contexto
de la interacción social y es deducido por la persona a través de ésta, sería
un error pensar que la utilización del significado por una persona no es sino
una aplicación del significado así obtenido….El agente selecciona, verifica,
elimina, reagrupa y transforma los significados a tenor de la situación en la
que se halla inmerso, y de la dirección de su acto (Blumer, 1982, p.3)
5. Conclusiones
Se presentan a continuación, los
aportes de G.H. Mead – derivados del Pragmatismo, y de la corriente del
Interaccionismo Simbólico - a los procesos de “Learning by Interacting” en los
Sistemas de Innovación, que se hallan en el marco del evolucionismo económico; y
a los procesos de creatividad por interacción social:
Los filósofos pragmatistas, y los
economistas que estudian los Sistemas de Innovación, comparten la influencia de
las teorías evolucionistas. En particular las derivadas del pensamiento de C.
Darwin en el primer caso; y en el segundo economistas también próximos a las ideas
de J.B. Lamarck. El pragmatismo, podría brindar sustento epistemológico a las
propuestas del evolucionismo económico, como ha realizado en el pensamiento del
economista Thorstein Veblen (Hodgson, 2007). El método experimental
pragmatista, la creatividad derivada de la utilización de la abducción, el
principio crítico del falibilismo y la secuencia dinámica de creencias
temporales socialmente aceptadas, se consideran elementos de interés para
aportar a las metodologías de estudio de los procesos de innovación.
Por otra parte derivado de las
propuestas de Mead sobre el Self y, por ende del Interaccionismo Simbólico,
surgen dos tipos de aportes para el evolucionismo económico. El Self se
conforma de un Yo y un Mí, que representarían la Teoría de la Acción, y la del
Autocontrol Social elaboradas por Mead. En primer lugar, se presentan los
aportes que se pueden extraer a partir de la Teoría de la Acción.
5.1 - El Interaccionismo Simbólico podría ser visto sólo como
una propuesta que promueve la fluida comunicación entre los individuos. De ser
esta la conclusión, en el campo de la innovación – como en otros – se debería mantener
una continua apertura desde la organización, hacia otros agentes del sistema –
usuarios, proveedores, etc. – para recabar sus opiniones. Si bien es innegable
la bondad de tal estrategia, ésta sería una visión limitada de la obra de Mead.
El aporte de su Teoría de la Acción, a los procesos de “Learning by
Interacting” es además que en toda interrelación, cada uno de los participantes
es potencialmente creativo.
El yo de cada uno, es el componente activo del Self que puede
resignificar a los símbolos de forma previa a emitir el mensaje. Este principio
creativo del individuo, explica que pueden ser resignificados los símbolos de
los objetos bajo estudio, en los procesos de interrelación entre organizaciones
y usuarios, proveedores, empleados, etc. La capacidad creativa se encuentra, en
potencia, en cada uno de los individuos, y este elemento debe utilizarse
adecuadamente en los procesos innovadores de las organizaciones, aplicables al
método de “learning by interacting”. Al entrar en interacción con el otro –
cliente, proveedor, etc. – se deben crear condiciones para que surjan las ideas
preexistentes, y las nuevas aproximaciones. En dicha comunicación, el
representante de la organización, tiene la potencialidad de resignificar el
producto y debe desarrollar su propia creatividad. Toda interrelación puede
generar aprendizaje, y toda interacción es potencialmente creativa. Dada la
acción espontánea del Yo, es posible una “creatividad por interacción”, de
carácter incremental. Frente a la idea de destrucción creativa de Schumpeter
(Schumpeter, 1984) relacionada a las innovaciones radicales, los economistas
evolucionistas tienden a centrar sus análisis en las innovaciones incrementales
y los aportes teóricos de Mead son un soporte para esta forma de accionar.
5.2 - El segundo componente del Self es el Mí que representa, al
interno del individuo, la presencia de
la conciencia social. Esta presencia interna del Otro Generalizado, lleva a que
se proceda reflexivamente, en forma previa a iniciar una interacción. De esta
forma en el análisis de Mead, las interacciones sociales resultantes serían de
orden autorreguladas – no siendo conflictivas, llevando a descartar la
presencia continua de un árbitro externo de carácter hobbesiano -. (Hobbes,
1999).
Los Sistemas de Innovación son definidos en la actualidad como espacios
de desarrollo de continuos procesos de interacción para generar nuevo
aprendizaje. Su actividad central es, el aprendizaje, con una comunicación
compleja entre las partes interactuantes, en un proceso dialógico de
construcción de nuevo conocimiento. Dado que en los procesos de “learning by
interacting” una parte sustancial del conocimiento a intercambiar es de origen
tácito, será necesario que los interlocutores tanto al interno de la
organización, como con los miembros de otras instituciones del Sistema de Innovación,
desarrollen interacciones con un elevado grado de confianza. Compartir e intercambiar
conocimientos no codificados requiere que las partes intervinientes asignen al
proceso una baja probabilidad de existencia de selección adversa y riesgo moral.
En paralelo a las propuestas de Mead, las sociedades cuyos participantes
evidencian un comportamiento de autocontrol social elevado, demuestran un mayor
grado de capital social, de esta forma, entre otros beneficios, se obtiene una
mejor relación, para desarrollar eficientemente Sistemas de Innovación.
(Lundvall, 2005b) (Lundvall, Joseph, Chaminade and Vang, 2009)
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